Durante ocho años el grupo estudiado pasó 9,800 millones de horas frente a un televisor. Cotejando estos datos, los científicos estimaron que una sola hora de televisión te restaba, proporcionalmente, 22 minutos de vida. Un fenómeno equivalente a lo que sucede con fumar dos cigarrillos de tabaco industrial.
Pero el problema no parece ser la TV en sí misma, sino la falta total de actividad durante períodos prolongados, la cual se traduce en problemas cardiovasculares, diabetes, sobrepeso y otras deficiencias previsibles en un estilo de vida sedentario. Y en este sentido valdría la pena preguntarse si lo mismo sucede con la computadora, previendo la alta probabilidad de una respuesta afirmativa (y en cuyo caso los editores de Pijama Surf podríamos irnos despidiendo de nuestros estimados lectores).
Un estudio anterior, también realizado en Australia, había demostrado que existen 8% más de probabilidades de morir prematuramente entre aquellas personas que ven la televisión una hora al día. “Hemos tomado ese estudio y lo hemos traducido a lo que implica para las expectativas de vida en Australia de acuerdo a cuánta televisión vemos”.
Por si el estilo sedentario que promueve la TV fuera poco, están también los efectos que produce su programación. El teórico de la comunicación Doug Elgin recientemente escribió para el Huffington Post: “El último tabú de la televisión es la televisión misma —y cómo está profundamente sesgada hacia un estilo de vida consumista que la Tierra no puede soportar [...]. Al programar la televisión para el éxito comercial, la industria de la televisión también está programando la mentalidad de la civilización para el fracaso ecológico”. Así que en cierta medida el tiempo que pasamos viendo televisión no solo reduce nuestro tiempo de vida, sino contribuye negativamente también a la longevidad del planeta. Hipervinculados de esta manera podríamos decir que ver televisión, convertirse en un espectador de la vida, es un acto egoísta.
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