El documento lo puede usted bajar completo, pero de aperitivo, ahí van unos extractos
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En
lugar de un círculo, lo que se hace es una especie de pasillo que va
guiando, sin bloquear, los manifestantes por ciertas calles. Las
unidades de policía en columnas a pie muy cerca de ellos, pero dejando
espacio suficiente para que se muevan y no tengan la sensación de ahogo.
A pesar de estar totalmente vigilados, pueden tener la sensación de que
se les deja hacer. Como el bloqueo no es impermeable, siempre puede
haber algún grupo que aparentando que se va, quiera realizar alguna
acción violenta. En estos casos ya se les ha hecho saber, que fuera del
círculo de agentes uniformados, se encontrarán grupos de policías de
paisano que no tendrán demasiados miramientos si se produce alguna
agresión o daño significativo. Como estos grupos de policías están
dispersos pero son numerosos, los que quieran realizar algún acto de
este tipo, se arriesgan a un enfrentamiento violento y como quedará
fuera del campo visual del grueso de la manifestación y de los medios de
comunicación, no recibirán ningún tipo de apoyo, ni en aquel momento ni
con posterioridad. Se les tratará como delincuentes violentos, no como
manifestantes pacíficos.
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“Incluso
si la concentración o manifestación, que es lo que estamos hablando, no
se prevé bastante violenta, se puede llegar a provocar un poco, con
detenciones poco justificadas y nada pacíficas unos días antes para
calentar el ambiente. También se pueden hacer “redadas” preventivas a
los lugares donde se encuentran habitualmente personas cercanas a la
ideología de los convocantes con la excusa de buscar drogas o lo que sea
necesario.
La ’’redada’’ estará especialmente mal hecha y con trato humillante para encender más los ánimos, si es necesario.
La
consecuencia previsible de estos comportamientos previos y el diseño
del dispositivo policial, es que acabará con una “batalla campal”.
Además
de la estrategia previa, en cuanto algún grupo descontrolado empieza
las acciones violentas, las unidades de policía ni se mueven y cuando la
violencia empieza a ser generalizada, la actuación policial se retrasa
deliberadamente hasta que los daños producidos son socialmente
inaceptables. Es entonces cuando se producen las cargas policiales que
en ningún momento quieren ser disuasoria, no se disimula.
Se
va directamente contra los manifestantes, que ya son considerados
vándalos, y se les ataca con suficiente velocidad para que no dé tiempo a
la fuga y se provoque el enfrentamiento físico.
En
este estadio, los manifestantes atacan a la policía con todo lo que
tienen y que les ha dejado tener, realmente se están defendiendo, pero
no lo parece. Han sido acorralados. La violencia entre agentes y
manifestantes se desata, se personaliza y se descontrola.
Es
lo que se quiere. Comienzan a aparecer víctimas inocentes – daños
colaterales se dice ahora- Los que han rehuido el enfrentamiento, se
encuentran con el resto de unidades policiales que los cierran el paso y
que no hacen detenidos – prisioneros -, la dispersión no es voluntaria ,
es a golpe de defensa (porra) y cualquier atisbo de resistencia es
contestada con contundencia exagerada y detenciones masivas.
En
las batallas de la antigüedad, era cuando se envía a la caballería a
perseguir a los que huían mientras la infantería extermina a los que se
han rendido en el campo de batalla.
Esta
táctica no es exclusiva de regímenes totalitarios, también se da con
demasiada frecuencia en muchas democracias occidentales. Quizás puede
ser debido a dos factores: Una estrategia política que no considera otra
opción que no sea la visión del problema como un conflicto de orden
público y el otro, en la que se encarga el control de la calle y los
manifestantes / activistas a unidades policiales poco disciplinadas,
vengativas y provocadoras.”
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“Las
unidades policiales especializadas en órden público comienzan a ser
menos permisivas con las manifestaciones y concentraciones, que
seguramente se producirán mientras dura el debate político. De todas
formas, si el número de manifestantes fuera excesivo, quizás se podría
aprovechar para dejar que durante el recorrido, se produzcan suficientes
actos vandálicos como para intensificar el debate sobre el
comportamiento antisocial del movimiento antisistema y permitir que la
opinión pública vincule estos colectivos al fenómeno okupa.”
pág. 19
“Se
deberá procurar la detención selectiva de los líderes para imputarles
delitos comunes y evitar la condición de “martir” . A más protestas, más
detenciones, hasta acabar con el poco soporte del que dispongan, sobre
todo si comprueban los “privilegios” que se pueden conseguir con una
adecuada integración en el sistema, sin renunciar a algunos de los
postulados que los inspiran.”
Fuentes: Tercera Información
quemanta.org
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