viernes, 28 de noviembre de 2008

Gobierno Global


El día 5 de Noviembre, día siguiente a la elección del nuevo presidente de USA, El presidente de la comisión europea Durao Barroso en una comparecencia pública para felicitar a Barack Obama por su triunfo, dijo literalmente que nos “dirigimos al gobierno global” como reto ante la actual situación entre otras, en el contexto de sus palabras, más que nunca el gobierno global apuntaba al gobierno único, todo esto paso desapercibido para la mayoría de personas ajenas a lo que se está cociendo en los últimos años, que es ni más ni menos la “globalización” como modelo del nuevo orden mundial, o sea, las nuevas reglas que se quieren imponer en el mundo, esto ya lo han intentado antes otros muchos personajes, si bien es cierto lo intentaron utilizando la fuerza de las armas y fracasaron, desde Ciro de Persia, pasando por Alejandro magno de Grecia, Julio Cesar en Roma, Napoleón en Francia hasta Hitler últimamente en Alemania, todos ellos fracasaron, en primer lugar porque fueron actos individualistas, y en segundo lugar porque por las armas es difícil doblegar los corazones de la gente, así que después de la segunda guerra mundial, aquellos que siempre han deseado dominar el mundo aunaron esfuerzos para imponer sus criterios utilizando como vehículo la economía, ahora ya no era un individuo el que quería imponerse en el mundo, sino una serie de grupos e individuos que entendían que su sueño necesariamente tenía que ser colectivo, pues los precedentes dejaban claro que las antiguas formas siempre habían fracasado, además, había un elemento clave, el tiempo, dominar el mundo era una cuestión de tiempo, desde hace cientos de años, muchas sectas sociales, políticas y esotéricas y grupos económicos han querido dirigir las riendas de la humanidad, y en cierta manera conseguían sus resultados, originaban guerras y derribaban gobiernos por un beneficio puntual, pero desde hace unas décadas todos estos grupos de poder trabajan más estrechamente por un objetivo común, la globalización, y todos ello hacen uso de su poder político y económico, y cuando creen oportuno montan una guerra aquí o allá, para tener un mayor control de sus intereses. Pero volvamos a Durao Barroso, quién es este personaje que ha estado en los últimos años en todos los charcos de la actualidad internacional, parece ser que es u político profesional más, en la década de los 80 aparece en escena en el ministerio de asuntos exteriores de Portugal, siendo más tarde presidente y posteriormente presidente de la Comisión Europea, cuya designación no estuvo exenta de polémica, pero este personaje en los años precedentes ya había contactado debido a sus cargos políticos y relaciones internacionales con los grupos de poder económico que forman el núcleo duro de la globalización, o sea el grupo denominados las familias, se trata de un grupo bastante heterogéneo, pero que todos tienen varios elementos en común, son descendientes de personas que durante varias generaciones han ido acumulando poder político y económico, piensan que el mundo les pertenece, pues ellos tienen el poder y deben de dirigir el planeta, y su escenario de trabajo son los negocios, y por ello intentan que estos no tengan límites y las mínimas normas posibles con el fin lógico de conseguir el máximo de beneficios y seguir amontonando poder y dinero que poder legar a sus herederos, bajo la bandera del liberalismo y el estandarte de la libertad realizan sus conquistas, este grupo denominado las familias es el grupo más poderoso y la mayoría de ellos se asientan en los Estados Unidos de América, pero hay otros grupos también antiguos como la “La trilateral”, algo más internacional, o el famoso Club “Bildelberg, hay que distinguir aquí los diferentes niveles de importancia, los grupos formados por individuos cuyo poder social y económico es heredado de sus antepasados, los Clubs y las Comisiones, donde hay una mayor diversidad y un menor grado de influencia, mientras los grupo ostentan el poder, las comisiones y los Clubs se tratan de preparar estrategias y desarrollarlas, pero las órdenes siempre proceden de los grupos, no obstante, todos ellos tienen un propósito común, también es cierto que entre ellos hay una guerra sórdida cuya pretensión es eliminar a los competidores, si bien es cierto son sabedores que una guerra directa entre ellos les llevaría al fracaso, por ello de facto hay colaboración salvo en el caso de que una familia tenga ideas contrarias a las de la mayoría, en ese caso la familia que no comulga con la forma general de hacer las cosas es neutralizada, como le ha ocurrido a la familia Kennedy.
Cuando hablamos de Globalización estamos hablando de una maquinaria con una enorme fuerza política, social y económica dirigida por los grupos, y canalizada por los Clubs y comisiones, capaz de modelar el mundo según convenga a sus intereses, para ello tienen haciendo ese trabajo a miles de personajes como el anteriormente citado como Durao Barroso, una soldadesca de altos funcionarios en las principales instituciones al servicio de un mundo tal y como ello lo van diseñando con el objetivo de aumentar y perpetuar su poder y el de sus familias.
La estrategia que utilizan es muy inteligente, hacer ver a la gente que vivimos en una Aldea Global, que sin duda es cierto, y que la Globalización es lo mejor para todos, intentando que se vea la Aldea Global como sinónimo de Globalización, pero nada más lejos de la verdad, son conceptos muy diferentes con resultados totalmente opuestos. Veamos, la globalización es un proceso económico que busca extenderse a todo el mundo sin tener que estar limitado ni por fronteras ni por reglas, para eso se sirve de los mercados, la producción y el consumo, la prioridad de la globalización es el dinero, y para ello el fin justifica los medios. Sus principales herramientas de trabajo son las principales instituciones, casi todas creadas para dicho fin, Organización Mundial del Comercio, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, y de últimas la ONU que al fin y al cabo es la que respalda la política internacional de la Globalización cuando esta requiere acciones más expeditivas, como son las últimas guerras, vimos a la ONU haciendo buena la guerra de Afganistán y posteriormente no a la guerra pero si la ocupación de Irak, y como dijimos antes Duraro Barroso hizo un gran papel apoyando estas guerras y empujando a Europa en su apoyo a la Guerra de Irak, no hay duda que este general de la globalización ya ha ganado varias medallas.
La Aldea Global es realmente lo opuesto, es la conexión de todas las personas independientemente de su cultura o situación geográfica, aquí sin duda, entran el juego los avances en los transportes y las comunicaciones, es evidente que esto tiene que ver la economía, pero sólo con un crecimiento sostenible que no reporte daños mayores, ni a la identidad de los pueblos, ni la de el medio ambiente, ni afecte a la calidad de vida de los seres que habitan el planeta.
La diferencia es notable, mientras que en la Globalización lo más importante es el dinero y el poder, en la Aldea Global, son las personas, el concepto de Aldea Global es el de un lugar donde las personas puedan comunicarse, respetando las diferencias y vivir en paz según unos valores universales de igualdad de derechos.
Se puede ver a la Globalización como algo favorable, desde luego, si eres de esas personas que tienen un buen estilo de vida, con un trabajo cómodo en el que la cuenta corriente no para de crecer, no hay duda que estás entre esos cientos de millones de personas que contribuyen con la globalización y se benefician de la misma, y si no estás entre los más de 6.000 millones de personas que sufren cada día en diverso grado las dificultades del orden mundial.
La verdad es que la globalización parece imparable, pues la última crisis económica parece que la va a alimentar más todavía, éstas crisis parece que son una buena estrategia, pues todos los grupos Familias, Sionato, Dorado entre otros, las comisiones y clubs se reparten los principales negocios y tienen un estricto control sobre los sectores básico y materias primas, oro y minerales valiosos, tecnología nuclear y eléctricas, petróleo y gas, producción agrícola, en fin los elementos fundamentales de la economía están bajo su control y sus beneficios conforman el sistema financiero, ya hace tiempo que se han dado cuenta que llevando a extremos al sistema financiero se producen crisis que les reportan un aumento de su potencial económico, pues cada crisis sirve de filtro, pero lo más importante es que deja endeudada a mucha gente por la adquisición de bienes que rápidamente bajan de valor por las condiciones de la crisis, siendo entonces la deuda superior al bien en propiedad, de modo que, el ciudadano ya no es un pobre que no tiene nada, y no teniendo nada que perder puede protestar y presionar a los que dirigen el sistema, ahora el ciudadano ha hipotecado su vida, es un esclavo del poderoso sistema financiero, tiene una propiedad por la que luchar, y además tiene el sentido de corresponder a su compromiso, ha sido formado para ello, ya ha perdido la condición de libertad que le otorga el sistema, eso si, siempre que haya nacido en un país democrático claro, en caso contrario puede ser peor.
En el caso de España es algo que se veía venir, la convergencia con la Unión Europea conllevaba a la bajada de los tipos de interés, aumentaba la producción y la demanda, que junto a la especulación subían los precios de los bienes fundamentales como la vivienda, ya en el 2000 era de esperar que ante los tipos de interés que iban bajando y todo el mundo adquiría su hipoteca, después se daría una buena subida, en momentos de crisis, esta crisis y recesión, no era algo anunciado, era algo más bien preparado y bien consabido.
Las estrategias parece ser que se preparan con muchos años de antelación, la disminución de los recurso energéticos, y en particular el petróleo llevó a la primera guerra de Irak, como por aquel entonces las diferencias políticas no dejaron que se llevase a cabo el control de Irak y sus recursos petrolíferos, se organizo la segunda guerra de Irak en la que si se pudieron vencer la reticencias existentes anteriormente, las familias ahora controlan prácticamente los países principales productores de petróleo, pero ahora el siguiente paso es hacerse también con la principales reservas de crudo, por eso no es de extrañar que se quiera invadir Irán, pues en ese país están las segundas reservas de petróleo más importantes, por otra parte es país de los ayatolas lógicamente presiente la amenaza y quiere armarse con potencial nuclear que a su vez le sirve de excusa a este poderoso grupo de las familias (bajo su control está el petróleo) para movilizar a las principales potencias en un conflicto para la ocupación de Irán, este parece que es un conflicto difícil de parar, pues todo este tema se remonta a 1979 cuando el Sha de Persia fue derrocado por los ayatolas gracias al apoyo de occidente a causa de querer quedarse con el pastel del crudo las principales petroleras, y ahí esta el caso de la BP. No hay duda que la globalización crea guerras y conflictos en todo el planeta para beneficiar a sus dirigentes, se activan conflictos para vender armas y se hace cualquier cosa para que la globalización sea una realidad en la que unos pocos, realmente muy pocos, al final se reduce en poco más de una treintena denominados el dominio, los que controlan los hilos del mundo ponen a sus amigos y partidarios de presidentes y altos funcionarios en las instituciones, asesores y consejeros, y de esta manera lo tienen todo controlado, y como bien claro dejo Durao Barroso vamos a un gobierno único, lo que no dijo es que las libertades a medida que avanza la globalización retroceden y los derechos fundamentales de los seres humanos quedan en papel mojado.
Hace unos días se realizó la cumbre en Estados Unidos con el título borroso de refundación del capitalismo, más bien diría refuerzo del capitalismo, pues ahora como los ciudadanos ya no se pueden endeudar más a nivel individual, lo harán a nivel colectivo a través de sus estados, más globalización y menos regularización, esa es la verdad, los políticos venderán lo contrario de lo que hacen y va a ocurrir, y de hecho Bush ya ha dicho que hay que seguir adelante con el sistema y de reformas las mínimas. Esta crisis va a reforzar mucho a la globalización y no se va a solucionar porque no les interesa, el sistema financiero seguirá estando como está, con sus desregulaciones, paraísos fiscales, instituciones financieras internacionales y locales al servicio de Clubs de poder, comisiones y Grupos, y con una soldadesca de políticos y altos funcionarios de la globalización capaz de someter y esclavizar a la mayoría de la humanidad.
Quizá la única manera de poder luchar contra la globalización y participar de la ALDEA GLOBAL es un consumo sostenible y respetuoso con el entorno, y sobretodo no permitir que nos enchufen necesidades de consumo artificiales, y en particular endeudarnos en aquello que es imprescindible y en la menor cuantía posible.
No olviden las palabras de Durao Barroso, vamos al “Gobierno Global”, el gobierno único, donde las naciones y los pueblos cada vez van a tener menor soberanía y protagonismo, donde las decisiones sobre como va a vivir un ciudadano se toman a miles de kilómetros, pues éste cada vez importa menos, y una cosa, en Europa hay ya una moneda única que derrocha bondades según toda la clase política, aunque la gente no lo ve tan claro, pero cuidado, si en Europa tenemos el Euro, en América ya tienen preparada su moneda, llamada “AMERO”, una moneda que en principio funcionaría con Canadá, México y USA, después se extendería su uso en el sur, algo parecido se tiene preparado para Asía, aunque China es un obstáculo por su resistencia a ingresar en el sistema de cambio internacional, lo que por otra parte le permite a China devaluar artificialmente su moneda para poder exportar en mejores condiciones, la defensa de China es muy buena al comprar todos los dólares americanos posibles, lo que por otra parte también lleva a América a avanzar hacia la implantación del “Amero”, aunque esto seguramente se hará después de asegurarse un mayor control sobre las reservas petrolíferas.
Es muy posible que los políticos aprovechando el desconcierto que provoca la crisis aprovechen para reforzar la globalización como se ha visto ya con el citado Durao Barroso.
Esperemos que la Aldea Global resista el ataque de la globalización, pues algunos en su ambición y codicia seguramente llegarán a extremos límites.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

दे Lovecraft

No hay en el mundo fortuna mayor, creo, que la incapacidad de la mente humana para relacionar entre sí todo lo que hay en ella. Vivimos en una isla de plácida ignorancia, rodeados por los negros mares de lo infinito, y no es nuestro destino emprender largos viajes. Las ciencias, que siguen sus caminos propios, no han causado mucho daño hasta ahora; pero algún día la unión de esos disociados conocimientos nos abrirá a la realidad, y a la endeble posición que en ella ocupamos, perspectivas tan terribles que enloqueceremos ante la revelación, o huiremos de esa funesta luz, refugiándonos en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas.

martes, 18 de noviembre de 2008

Terror Cósmico... H.P.Lovecraft (creador del necromomicón,un libro ficticio)



Algunas notas sobre algo que no existe*H.P. Lovecraft
Para mí, la principal dificultad al escribir una autobiografía es encontrar algo importante que contar. Mi existencia ha sido reservada, poco agitada y nada sobresaliente; y en el mejor de los casos sonaría tristemente monótona y aburrida sobre el papel.
Nací en Providence, R.I. -donde he vivido siempre, excepto por dos pequeñas interrupciones- el 20 de agosto de 1890; de vieja estirpe de Rhode Island por parte de mi madre, y de una línea paterna de Devonshire domiciliada en el estado de Nueva York desde 1827.
Los intereses que me llevaron a la literatura fantástica aparecieron muy temprano, pues hasta donde puedo recordar claramente me encantaban las ideas e historias extrañas, y los escenarios y objetos antiguos. Nada ha parecido fascinarme tanto como el pensamiento de alguna curiosa interrupción de las prosaicas leyes de la Naturaleza, o alguna intrusión monstruosa en nuestro mundo familiar por parte de cosas desconocidas de los ilimitados abismos exteriores.
Cuando tenía tres años o menos escuchaba ávidamente los típicos cuentos de hadas, y los cuentos de los hermanos Grimm están entre las primeras cosas que leí, a la edad de cuatro años. A los cinco me reclamaron Las mil y una noches, y pasé horas jugando a los árabes, llamándome «Abdul Alhazred», lo que algún amable anciano me había sugerido como típico nombre sarraceno. Fue muchos años más tarde, sin embargo, cuando pensé en darle a Abdul un puesto en el siglo VIII ¡y atribuirle el temido e inmencionable Necronomicon!
Pero para mí los libros y las leyendas no detentaron el monopolio de la fantasía. En las pintorescas calles y colinas de mi ciudad nativa, donde los tragaluces de las puertas coloniales, los pequeños ventanales y los graciosos campanarios georgianos todavía mantienen vivo el encanto del siglo XVIII, sentía una magia entonces y ahora difícil de explicar. Los atardeceres sobre los tejados extendidos por la ciudad, tal como se ven desde ciertos miradores de la gran colina, me conmovían con un patetismo especial. Antes de darme cuenta, el siglo XVIII me había capturado más completamente que al héroe de Berkeley Square; de manera que pasaba horas en el ático abismado en los grandes libros desterrados de la biblioteca de abajo y absorbiendo inconscientemente el estilo de Pope y del Dr. Johnson como un modo de expresión natural. Esta absorción era doblemente fuerte debido a mi frágil salud, que provocó que mi asistencia a la escuela fuera poco frecuente e irregular. Uno de sus efectos fue hacerme sentir sutilmente fuera de lugar en el período moderno, y pensar por lo tanto en el tiempo como algo místico y portentoso donde todo tipo de maravillas inesperadas podrían ser descubiertas.
También la naturaleza tocó intensamente mi sentido de lo fantástico. Mi hogar no estaba lejos de lo que por entonces era el límite del distrito residencial, de manera que estaba tan acostumbrado a los prados ondulantes, a las paredes de piedra, a los olmos gigantes, a las granjas abandonadas y a los espesos bosques de la Nueva Inglaterra rural como al antiguo escenario urbano. Este paisaje melancólico y primitivo me parecía que encerraba algún significado vasto pero desconocido, y ciertas hondonadas selváticas y oscuras cerca del río Seekonk adquirieron una aureola de irrealidad no sin mezcla de un vago horror. Aparecían en mis sueños, especialmente en aquellas pesadillas que contenían las entidades negras, aladas y gomosas que denominé «night-gaunts» [espectros nocturnos o «alimañas descarnadas»].
Cuando tenía seis años conocí la mitología griega y romana a través de varias publicaciones populares juveniles, y fui profundamente influido por ella. Dejé de ser un árabe y me transformé en romano, adquiriendo de paso una rara sensación de familiaridad y de identificación con la antigua Roma sólo menos poderosa que la sensación correspondiente hacia el siglo XVIII. En un sentido, las dos sensaciones trabajaron juntas; pues cuando busqué los clásicos originales de los cuales se tomaron los cuentos infantiles, los encontré en su mayoría en traducciones de finales del siglo XVII y del XVIII. El estímulo imaginativo fue inmenso, y durante una temporada creí realmente haber vislumbrado faunos y dríadas en ciertas arboledas venerables. Solía construir altares y ofrecer sacrificios a Pan, Diana, Apolo y Minerva.
En este período, las extrañas ilustraciones de Gustave Doré -que conocí en ediciones de Dante, Milton y La balada del antiguo marinero- me afectaron poderosamente. Por primera vez empecé a intentar escribir: la primera pieza que puedo recordar fue un cuento sobre una cueva horrible perpetrado a la edad de siete años y titulado «The Noble Eavesdropper» [El noble fisgón]. Este no ha sobrevivido, aunque todavía poseo dos hilarantes esfuerzos infantiles que datan del año siguiente: «The Mysterious Ship» [La nave misteriosa] y «The Secret of the Grave [El secreto de la tumba], cuyos títulos exhiben suficientemente la orientación de mi gusto.
A la edad de casi ocho años adquirí un fuerte interés por las ciencias, que surgió sin duda de las ilustraciones de aspecto misterioso de «Instrumentos filosóficos y científicos» al final del Webster's Unabrigded Dictionary. Primero vino la química, y pronto tuve un pequeño laboratorio muy atractivo en el sótano de mi casa. A continuación vino la geografía, con una extraña fascinación centrada en el continente antártico y otros reinos inexplorados de remotas maravillas. Finalmente amaneció en mí la astronomía; y el señuelo de otros mundos e inconcebibles abismos cósmicos eclipsó todos mis otros intereses durante un largo período hasta después de mi duodécimo cumpleaños. Publicaba un pequeño periódico hectografiado titulado The Rhode Island Journal of Astronomy, y finalmente -a los dieciséis- irrumpí en la publicación real en la prensa local con temas de astronomía, colaborando con artículos mensuales sobre fenómenos de actualidad para un periódico local, y alimentando la prensa rural semanal con misceláneas más expansivas.
Fue durante la secundaria -a la que pude asistir con cierta regularidad- cuando produje por primera vez historias fantásticas con algún grado de coherencia y seriedad. Eran en gran parte basura, y destruí la mayoría a los dieciocho, pero una o dos probablemente alcanzaron el nivel medio del «pulp». De todas ellas he conservado solamente «The Beast in the Cave» [La bestia de la cueva] (1905) y «The Alchemist» [El alquimista] (1908). En esta etapa la mayor parte de mis escritos, incesantes y voluminosos, eran científicos y clásicos, ocupando el material fantástico un lugar relativamente menor. La ciencia había eliminado mi creencia en lo sobrenatural, y la verdad por el momento me cautivaba más que los sueños. Soy todavía materialista mecanicista en filosofía. En cuanto a la lectura: mezclaba ciencia, historia, literatura general, literatura fantástica y basura juvenil con la más completa falta de convencionalismo.
Paralelamente a todos estos intereses en la lectura y la escritura, tuve una niñez muy agradable; los primeros años muy animados con juguetes y con diversiones al aire libre, y el estirón después de mi décimo cumpleaños dominado por persistentes pero forzosamente cortos paseos en bicicleta que me familiarizaron con todas las etapas pintorescas y excitadoras de la imaginación del paisaje rural y los pueblos de Nueva Inglaterra. No era de ningún modo un ermitaño: más de una banda de la muchachada local me contaba en sus filas.
Mi salud me impidió asistir a la universidad; pero los estudios informales en mi hogar, y la influencia de un tío médico notablemente erudito, me ayudaron a evitar algunos de los peores efectos de esta carencia. En los años en que debería haber sido universitario viré de la ciencia a la literatura, especializándome en los productos de aquel siglo XVIII del cual tan extrañamente me sentía parte. La escritura fantástica estaba entonces en suspenso, aunque leía todo lo espectral que podía encontrar -incluyendo los frecuentes sueltos extraños en revistas baratas tales como All-Story y The Black Cat-. Mis propios productos fueron mayoritariamente versos y ensayos: uniformemente despreciables y relegados ahora al olvido eterno.
En 1914 descubrí la United Amateur Press Association y me uní a ella, una de las organizaciones epistolares de alcance nacional de literatos noveles que publican trabajos por su cuenta y forman, colectivamente, un mundo en miniatura de crítica y aliento mutuos y provechosos. El beneficio recibido de esta afiliación apenas puede sobrestimarse, pues el contacto con los variados miembros y críticos me ayudó infinitamente a rebajar los peores arcaísmos y las pesadeces de mi estilo. Este mundo del «periodismo aficionado» está ahora mejor representado por la National Amateur Press Association, una sociedad que puedo recomendar fuerte y conscientemente a cualquier principiante en la creación. Fue en las filas del amateurismo organizado donde me aconsejaron por primera vez retomar la escritura fantástica; paso que di en julio de 1917 con la producción de «La tumba» y «Dagon» (ambos publicados después en Weird Tales) en rápida sucesión-. También por medio del amateurismo se establecieron los contactos que llevaron a la primera publicación profesional de mi ficción: en 1922, cuando Home Brew publicó un horroroso serial titulado «Herbert West - Reanimator». El mismo círculo, además, me llevó a tratar con Clark Ashton Smith, Frank Belknap Long, Wilfred B. Talman y otros después celebrados en el campo de las historias extraordinarias.
Hacia 1919 el descubrimiento de Lord Dunsany -de quien tomé la idea del panteón artificial y el fondo mítico representado por «Cthulhu», «Yog-Sothoth», «Yuggoth», etc.- dio un enorme impulso a mi escritura fantástica; y saqué material en mayor cantidad que nunca antes o después. En aquella época no me formaba ninguna idea o esperanza de publicar profesionalmente; pero el hallazgo de Weird Tales en 1923 abrió una válvula de escape de considerable regularidad. Mis historias del período de 1920 reflejan mucho de mis dos modelos principales, Poe y Dunsany, y están en general demasiado fuertemente inclinadas a la extravagancia y un colorismo excesivo como para ser de un valor literario muy serio.
Mientras tanto mi salud había mejorado radicalmente desde 1920, de manera que una existencia bastante estática comenzó a diversificarse con modestos viajes, dando a mis intereses de anticuario un ejercicio más libre. Mi principal placer fuera de la literatura pasó a ser la búsqueda evocadora del pasado de antiguas impresiones arquitectónicas y paisajísticas en las viejas ciudades coloniales y caminos apartados de las regiones más largamente habitadas de Norteamérica, y gradualmente me las he arreglado para cubrir un territorio considerable desde la glamorosa Québec en el norte hasta el tropical Key West en el sur y el colorido Natchez y Nueva Orleáns por el oeste. Entre mis ciudades favoritas, aparte de Providence, están Québec; Portsmouth, New Hampshire; Salem y Marblehead en Massachusetts; Newport en mi propio estado; Philadelphia; Annapolis; Richmond con su abundancia de recuerdos de Poe; la Charleston del siglo XVIII, St. Augustine del XVI y la soñolienta Natchez en su peñasco vertiginoso y con su interior subtropical magnífico. Las «Arkham» y «Kingsport» que salen en algunos de mis cuentos son versiones más o menos adaptadas de Salem y Marblehead. Mi Nueva Inglaterra nativa y su tradición antigua y persistente se han hundido profundamente en mi imaginación y aparecen frecuentemente en lo que escribo. Vivo actualmente en una casa de 130 años de antigüedad en la cresta de la antigua colina de Providence, con una vista arrobadora de ramas y tejados venerables desde la ventana encima de mi escritorio.
Ahora está claro para mí que cualquier mérito literario real que posea está confinado a los cuentos oníricos, de sombras extrañas, y «exterioridad» cósmica a pesar de un profundo interés en muchos otros aspectos de la vida y de la práctica profesional de la revisión general de prosa y verso. Por qué es así, no tengo la menor idea. No me hago ilusiones con respecto al precario estatus de mis cuentos, y no espero llegar a ser un competidor serio de mis autores fantásticos favoritos: Poe, Arthur Machen, Dunsany, Algernon Blackwood, Walter de la Mare, y Montague Rhodes James. La única cosa que puedo decir en favor de mi trabajo es su sinceridad. Rechazo seguir las convenciones mecánicas de la literatura popular o llenar mis cuentos con personajes y situaciones comunes, pero insisto en la reproducción de impresiones y sentimientos verdaderos de la mejor manera que pueda lograrlo. El resultado puede ser pobre, pero prefiero seguir aspirando a una expresión literaria seria antes que aceptar los estándares artificiales del romance barato.
He intentado mejorar y hacer más sutiles mis cuentos con el paso de los años, pero no logré el progreso deseado. Algunos de mis esfuerzos han sido mencionados en los anuarios de O'Brien y O. Henry, y unos pocos tuvieron el honor de ser reimpresos en antologías; pero todas las propuestas para publicar una colección han quedado en nada. Es posible que uno o dos cuentos cortos puedan salir como separatas dentro de poco. Nunca escribo si no puedo ser espontáneo: expresando un sentimiento ya existente y que exige cristalización. Algunos de mis cuentos involucran sueños reales que he experimentado. Mi ritmo y manera de escribir varían bastante en diferentes casos, pero siempre trabajo mejor de noche. De mis producciones, mis favoritos son «The Colour Out of Space» [El color que cayó del cielo] y «The Music of Erich Zann» [La música de Erich Zann], en el orden citado. Dudo si podría tener algún éxito en el tipo ordinario de ciencia ficción.
Creo que la escritura fantástica ofrece un campo de trabajo serio nada indigno de los mejores artistas literarios; aunque uno muy limitado, ya que refleja solamente una pequeña sección de los infinitamente complejos sentimientos humanos. La ficción espectral debe ser realista y centrarse en la atmósfera; confinar su salida de la Naturaleza al único canal sobrenatural elegido, y recordar que el escenario, el tono y los fenómenos son más importantes para comunicar lo que hay que comunicar que los personajes y la trama. La «gracia» de un cuento verdaderamente extraño es simplemente alguna violación o superación de una ley cósmica fija, una escapada imaginativa de la tediosa realidad; por lo tanto son los fenómenos más que las personas los «héroes» lógicos. Los horrores, creo, deben ser originales: el uso de mitos y leyendas comunes es una influencia debilitadora. La ficción publicada actualmente en las revistas, con su orientación incurable hacia los puntos de vista sentimentales convencionales, estilo enérgico y alegre, y artificiales tramas de «acción», no puntúan alto. El mejor cuento fantástico jamás escrito es probablemente «The Willows» [Los sauces] de Algernon Blackwood.
FIN

domingo, 16 de noviembre de 2008

Diez mandamientos para escribir con estiloFriedrich Nietzsche
Lo que importa más es la vida: el estilo debe vivir.
El estilo debe ser apropiado a tu persona, en función de una persona determinada a la que quieres comunicar tu pensamiento.
Antes de tomar la pluma, hay que saber exactamente cómo se expresaría de viva voz lo que se tiene que decir. Escribir debe ser sólo una imitación.
El escritor está lejos de poseer todos los medios del orador. Debe, pues, inspirarse en una forma de discurso muy expresiva. Su reflejo escrito parecerá de todos modos mucho más apagado que su modelo.
La riqueza de la vida se traduce por la riqueza de los gestos. Hay que aprender a considerar todo como un gesto: la longitud y la cesura de las frases, la puntuación, las respiraciones; También la elección de las palabras, y la sucesión de los argumentos.
Cuidado con el período. Sólo tienen derecho a él aquellos que tienen la respiración muy larga hablando. Para la mayor parte, el período es tan sólo una afectación.
El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no sólo que los piensa, sino que los siente.
Cuanto más abstracta es la verdad que se quiere enseñar, más importante es hacer converger hacia ella todos los sentidos del lector.
El tacto del buen prosista en la elección de sus medios consiste en aproximarse a la poesía hasta rozarla, pero sin franquear jamás el límite que la separa.
No es sensato ni hábil privar al lector de sus refutaciones más fáciles; es muy sensato y muy hábil, por el contrario, dejarle el cuidado de formular él mismo la última palabra de nuestra sabiduría.

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